viernes, 18 de noviembre de 2016

El panda rojo. (Jaime Vargues del Olmo)


Todo el mundo conoce al oso panda, negro, grandote, con círculos blancos alrededor de los ojos y que parece estar siempre sonriendo pero casi nadie ha oído hablar del panda rojo, porque es pequeño, se parece más a un zorro o a un mapache y, además, hay muy pocos (unos 2.500) en todo el mundo.
El panda rojo vive en los mismos sitios que el otro panda (China, India, Tíbet) y come también bambú aunque es omnívoro ya que en su dieta hay huevos, pájaros, larvas, y se pasan los días descansando en las ramas altas de los árboles.
Me gustó desde la primera vez que lo vi en Faunia. Estaba subido en el tronco de un árbol seco y cunado nos vio –iba con mis padres, mis hermanos y mi abuelo- bajó hacia nosotros y se nos quedó mirando un buen rato lo que nos permitió hacerle bastantes fotografías. Me sorprendió su pelo de color naranja y su larga cola con anillos negros que, según aprendí después, le sirve para mantener el equilibrio cuando trepa a las alturas.
 Le pedí a mi abuelo, al que le gusta la pintura, que me hiciera un cuadro para tenerlo en mi habitación (el cuadro que aparece en la foto), y así le veo cuando me duermo y cuando me despierto.
Me da pena que esté en peligro de extinción aunque ya hay países que, ante se peligro, han empezado a protegerlo.